miércoles, 31 de agosto de 2011

Whatever Nro 8: Una vida en Alerta Roja

Nacido a mediados de los '60 en el mes de mayo en  Buenos Aires. Hijo de familia de no músicos pero si de afinado oído que escuchaban  los Beatles, Pink Floyd y The Carpenters. A sus 7 años se suicida su padre y su madre quiere seguir el mismo camino con 2 intentos fallidos. Los  malos  aires se apoderan de él como  así  también  los estupefacientes, con  abandono  de escuela (“era el raro de la clase”…) y de  su  casa. Conoce  la  vida  a  través de duros golpes y así también conoce el punk rock y la batería, y  como  la mayoría que entró en esa música, a través de  las  Pistolas Sexuales, quienes fueron sus mentores y lo arrojaron a la aventura  de  formar su primer banda, aunque no sin antes flashear con Vox Dei en vivo en su primer show como espectador por su magia, alto volumen y distorsión. Lo  primero  que armó musicalmente, fue un dúo psicodélico llamado  Los Psicópatas junto a otra gloria del punk bonaerense: Pablo “Strangler”. Salas del Abasto. Miradas (y comentarios) desconfiadas de  los  demás  músicos, por supuesto.
Temas  interminables, guitarras  disonantes, voces (o  aullidos). Luego  de muchos meses, aparece un bajista: Daniel García, aproximadamente a comienzos del '81. Con este ingreso, la banda toma  otra  dirección y se cambian el nombre a Estado De Sitio (reflejando obviamente el estado  de  ánimo de la mayoría de la población en esa nefasta época). El  primer  recital fue en el Teatro del Plata de soporte  de los Violadores (los cuales le sabotearon el sonido). Ya se hablaba de E.D.S. como una banda con mucho por decir en el nuevo movimiento que  se  estaba  gestando. Por casi  dos  años tocaron bajo ese nombre hasta que  irrumpió  en escena  su  amigo  Sergio “Mongo” Spatavecchia directamente desde Gerli encajando perfectamente con la banda con su imagen, actitud y su forma de cantar. Nace la leyenda: Alerta Roja, siguiendo la línea de su antecesor bautismo. Allí nace  una  rivalidad que suele suceder en el “under” entre ellos  y  Los Violadores. Muchos shows, muchas drogas, mucho público excitado con una nueva expresión musical en la ciudad. Aparece Luca y shows compartidos  con Sumo y una amistad que seguiría con los años. Esto comenzó (como muchas  bandas del  momento) en  el  Einstein, donde  aparecían  con  frecuencia Fidel Nadal, Gamexane, Adrián  Yanzón, Geniol, Melero  y  los  Soda. Mucha gira, mucha locura, viajes interminables, damajuanas  de vino  y  empanadas en un apoteótico show con Sumo, Alerta Roja, Bay Biscuits y luego se acoplaron Higo Agrio (después La Sobrecarga) luego de  12 horas  de  viaje  hacia Olavarría en un festival que duró 3 días. Vivió  una  semana  en  el  departamento de Luca del Abasto, entre sus dos gatitos blancos, su  guitarra  y su cassetera, intercambiando experiencias e historias de aquí  y de allá, en lo que para él, fue la mejor época de Sumo, anterior a la llegada de  Petinato y Mollo.
Estudios Avatar, primera experiencia de grabación del cual sacan de los 10 tracks registrados, 2 para un disco simple: “Hippie japa” en el “A”  y  “Delito” en el “B”. Más tarde, llegaría el primer disco de punk rock nacional  en salir a la calle pero en cinta (meses antes que el primero de los Violadores), el legendario Derrumbando la casa rosada, en Estudios del Jardín, 24 temas de los cuales “Mongo” canta en 10 y el resto lo hace Daniel García. Producido por Marcelo Gasió para Pelmaso Records, obviamente  se agota.
Ya hacia el '83, paralelamente a Alerta Roja, toca en la primera formación de Comando Suicida, pioneros en tocar hardcore punk  en  la  vena de Discharge, GBH y Dead Kennedys. Experiencia  de  un  año  aproximadamente con shows en Flores y Einstein, grabaciones y alejamiento  antes de que la banda se volcara hacia la Oi! Music a mediados de los '80. Las drogas siguieron haciendo mella y  llega  también  el  fin  de  la  banda. Shows suspendidos, notas en los diarios (Sí de Clarín, No de Pag. 12, Pelo), radios. Pero él ya no podía más. Se va Pablo  de  la  banda, ingresa  Sergio Ucci, guitarrista experimental y dark, ya para esa  fecha ('86) la  banda  había girado hacia un camino post punk dark. Se graba un segundo disco, el cual nunca fue editado (El llanto interior). Ese material quedó en manos de Daniel García y hasta ahora no vió la  luz. El  último  show de Alerta, fue en el '88 en el desaparecido Cemento  junto  a  los  Auténticos Decadentes, ya no estaba “Mongo” en la voz y ese  fue el  final  de  todo, después de pocos pero acelerados años donde se mezclan imágenes y experiencias  de  toda índole.
Con 3 décadas encima, hay un regreso  a  la  música  en  plan  más  limpio. Ojos y Ángeles a mediados de los '90 y también Vértigo junto Daniel García. Con ambas bandas toca durante casi  7  años  y en el 2008 forma Rockeros Anónimos junto a los ex Mal Momento Danny D'Angelo en voz y Gabi Otero en guitarras y  Federico Pertusi  en  bajo (fundador de Attaque 77), pero no duró más de 5 meses. Ahora, instalado  en la bella  Mar  Del  Plata, junto a Adriana y sus dos hijos, una perra, 3 gatos  y  dos  peces, encuentra la paz después de tanta tormenta  dejando  atrás  tratamientos  psicológicos, psiquiatras e internaciones.
Una última reflexión: “Ya salí de  todo, ya  no  soy  más  punk, pero  tengo  mi corazoncito anarco que a veces se asoma… no escucho más esa música, salvo los  británicos  Wire. Me gusta  Love  &  Rockets, Massive  Attack, Thievery Corporation, Gustavo  Cerati, Dynamo de Soda, Babasónicos, Air, Joy  Division, New  Order, Pink  Floyd, Beatles, Cure  y  Reggae…Que  así  sea  Fernán Contreras y gracias por derrumbar  la  casa  rosada  aunque  sea musicalmente.  
                                                                                 
La vuelta
Fernán anunció hace unas semanas la vuelta a los ensayos de la mítica banda punkie a 3 décadas de su creación. La nueva alineación 2011 incluye a dos de sus músicos clásicos (Fernán y Sergio) y dos nuevos integrantes (Lucio y Nico) que nunca integraron la banda en períodos anteriores y debutan en esta nueva formación.-
:: Alerta Roja 2011: Lucio Tapia (guitarras), Nico Lovi (bajo), Fernán Contreras (batería) y Sergio "Mongo" Spatavecchia (voz).

>Por José I. Alfageme.

martes, 23 de agosto de 2011

Whatever Nro 8: Trojan Records

Discográfica británica que choreó el nombre del mionca propiedad  del  productor jamaiquino y Dj. Arthur “Duke” Reid donde trasladaba  su sound system en Kingston allá en los lejanos '50. Éste lo había bautizado “Duke Reid's the Trojan” en referencia al tipo  de  furgoneta  británica  que  utilizaba  para transportar su rudimentario, ruidoso y primitivo equipamiento para difundir un nuevo género musical que nacía: el Ska, aunque en esa época la música pinchada por este productor también se la conocía como “Trojan Sound”.
Se fundó en el '68, cuando el ska ya tenía varios años de vida ya cruzando el Atlántico. Comenzó a editar la música ska, skinhead reggae, reggae y dub.
Su mentor, Lee Gopthal, antes había incursionado en la venta de vinilos con su propio local e importación de material directamente desde Jamaica.
Ya hacia el '70, Trojan editó a artistas  consagrados  como  The Upsetters de Lee Perry, Desmond Dekker  y  The Cimarons entre otros que encendían las mentes y oídos de mods, skins y  suedeheads. En  esa  época, Trojan funcionaba como un sello paralelo de Island Records cuando  ya  a  esa  altura era un sello grande y reconocido, pero esta unión  duró  hasta  1972, época también en la cual las subculturas reinantes en las islas británicas comenzaban a buscar nuevos sonidos, especialmente el  reggae  con un tempo más lento y líricas con temática rasta.
Al toque, Trojan busca también acercarse a este nuevo  mercado  reeditando grabaciones de artistas como Symarip o Greyhound pero aún  así  no  era  el sello favorito del gusto rasta. Después, Saga (empresa íntimamente ligada a la venta de discos a bajo monto) compra Trojan (esto es entre el '74 y el '75). Esta operación duró una década, cuando nuevamente pasa  a manos de otro propietario: Colin Newman y así comenzó un revival a través  de compilaciones antiguas que serían reeditadas casi dos décadas después, como una genial serie llamada Trojan Box Set ya en el formato de Cd. o  vinilo  en  packaging de cartón con casi 50 tracks cada edición.
Otra vez cambian los dueños a comienzos del 2000 a manos de  Sanctuary  y 7 años más tarde, éste pasa a ser parte de Universal Music. Un punto interesante a destacar de este particular  sello  es su gran influencia sobre la cultura Skinhead. Quizás  muchos  relacionan  el  término  Skinhead solamente a la imagen creada por muchos medios de (des)información
y hollywodense de éste. Trojan influyó tanto en esa primitiva cultura que nacía hacia mediados de los '60 que hasta se llega a llamar como Trojan Skins a aquellos que íntimamente están ligados a la cultura importada de Jamaica con elementos  propios (como  la  vestimenta) ingleses (rude boy). Éstos, remarcan enfatizadamente  sus  diferencias  con  respecto  a  los  skins  de  la “nueva ola” aparecidos hacia fines  de  los '70, que  tenían  como referentes musicales al punk rock y el primitivo Oi! y más aún sobre los  boneheads (literalmente  “cabezas  huecas”, skins  neo  fascistas). Llegó  a  tal  punto  la fuerte influencia de Trojan Records sobre los estos skins, que el mismo logo del casco troyano aunque en dirección contraria del sello fue  tomado  prestado por los SHARP (Skinheads Against Racial Prejudice: “Skinheads Contra los Prejuicios Raciales”) hacia 1986 en New York e introducido  en Inglaterra unos años  más  tarde  por  el  vocalista  de  la  banda  galesa  The Opressed (Roddy Moreno, el cual tenía sangre latina) que se encargó de  difundir  este nuevo movimiento a sus pares británicos y después llegó a otros lugares del mundo.
Actualmente, el sello sigue funcionando y difundiendo una cultura fuertemente asentada a pesar del paso del tiempo y las modas. -

> Por José I. Alfageme.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Whatever Nro 8: El abominable hombre del rock

GG Allin



















En agosto de 1956, en New Hampshire, Yankilandia, nace Jesus Christ Allin, bautizado así x su padre, un fanático religioso y enfermo mental que escuchaba country & western y decía haber sido asesorado por el propio Mesías en la búsqueda del nombre del niño. Su madre (que escuchaba Nancy Sinatra) y su hermano Merle eran víctimas de este verdugo que los sometía a abusos varios. J.C., como su homónimo, vino al mundo a sufrir (ya se vengaría), contrae la enfermedad de Lyrne (que mal curada trae problemas neurológicos) a causa de las garrapatas con las que convivía en esa cabaña sin electricidad ni cañerías.
El acusado, el crucificado del rock dice que nada de eso influyó en su obra.
Con el tiempo, un juez le quita la tenencia al padre; la madre cambia el nombre de J.C. Ya apodado GG, comienza el secundario y se va perfilando para delincuente juvenil. Venta de drogas, escraches y robo de autos. Suma, en el total de su vida, cerca de 60 caídas en cana, con prisión prolongada en varios casos. Va vestido como drag a la escuela inspirado en los New York Dolls. También escucha Mc5 y Screaming Lord Sutch. Amante de las canciones de Hank Williams, del garaje rock, Stooges, Ramones, el 50´s R&R y el UK Punk.
Escribe canciones y, entre 1975 y 1977 toca la batería en Malpractic y en Strip Search (con los que graba un 7´´). Desde el ´77 canta con The Jabbers y en 1980 se da su debut discográfico Always was, is and always shall be. El 1ro de su prolífica obra casi toda mal grabada y mal producida. Este disco es punk pop con voz adolescentona y letras humorísticas como “Assface”, la masoquista “Beat beat beat” y alguna que otra apología de drogas y putas. Tuvieron de manager a Genya Ravan (que laburó con los Dead Boys). Tensiones varias hacen que los Jabbers dejen temporalmente de tocar. GG acrecienta su abuso autodestructivo (consumo de alcohol y todo tóxico existente). Entre 1982 y 1986 graba 2 discos con The Scumfucs, uno con The Cedar Street Slut y, también canta con los Texas Nazis.
En 1987, graba Hated in the nation. Su fama va acrecentándose. La provocación se manifiesta al exterior, se va todo lo melódico y rítmico. Aunque graba Carnival of excess, disco de country (el más limpito y profesional de su carrera), y el E.P. Troubled troubadour (canciones acústicas, muy influenciadas por H. Williams, del que hace una versión de “Family Tradition” para romperle las bolas a los fachos yanquis), existen, además, grabaciones de conciertos hablados.
Graba con varias agrupaciones: AIDS Brigade, The Holymen, The Southern Baptists, The Criminal Quartet, Toilete Rockers y Motorcity BadBoys. La mayoría de su discografía fue pirata hasta el día de su muerte.
La abominación, que ya venía superando todo límite moral (Sid Vicious, Lux Interior, Iggy Pop, Stiv Bators, monjitas a su lado; Dee Dee Ramone tocó un mes con él y huyó despavorido) se concreta junto al grupo Bulge en su disco Freaks, faggots, drunks & junkies. A esos representaba GG, frikis, putos, borrachos y drogones… la White trash, todo lo opuesto al molde WASP (blancos anglo sajones protestantes) de la miedosa sociedad USA. Su lírica degenerada y criminal desbordante de odio, violencia (y de paz, también), misógina, drogadicta, canibalista, suicidida, apologética del SIDA (“I kill everything i fuck”), de coprofagia (“I wanna piss you, eat my diarrea”), racismo y malas filias (pedo, necro, etc.), atraía a lo peor de lo peor y generaba la oposición de los punks más politizados. Fue Amigo personal J.W. Gacy alias Pogo, el payaso asesino, un famoso asesino serial. Los recis terminaban (si es que empezaban) con la rotura de locales y equipos de sonido, y con GG y sus fans en el calabozo o en el hospital.
Mi cuerpo es el templo del rock´n roll, y mi carne, mi sangre y mis fluídos son mi comunión con la gente”. “Con GG no tienes lo que quieres, tienes lo que te mereces”. Se autolesionaba. Cagaba y meaba en escena, comía su caca, se embardunaba con ella y la lanzaba al público, que lo golpeaba y se dejaba golpear. Usó al rock a su manera, para divertirse mientras sufría, devolviéndole a la sociedad la mierda que ésta le legó como vida. Escuchen sus canciones: “I love to be hated” y “I hate me & I hate you”. Decía que el rock era “el arma definitiva de venganza”. Durante sus largas detenciones escribió manifiestos contra la industria discográfica y la traición del punk al rock rebelde.
En 1991, junto al grupo Antiseen graba el disco Murder junkies que incluye el himno “Kill the police” (vean el videoclip)
Luego, hay 2 discos más con la banda Murder Junkies formada con su hermano Merle (tipo peculiar con bigote entre hitleriano y chaplinesco) y el baterista nudista Dino Sex. Con ellos graba Watch me kill en 1991 y el póstumo Brutality and bloodshed for all. Recomiendo ver el documental Hated de Todd Philips que cubre una gira de GG realizada durante una de sus violaciones a la libertad condicional.
El 28 de junio de 1993 muere. Su cuerpo sin lavar, con campera de cuero, un micrófono en una mano y una botella de whisky en la otra fue venerado x sus amigos y fans que posaban jugando con los genitales del muerto.
Ningún escritor maldito imaginó un personaje así. No hubo necesidad, existió. ¿Transgresión? Jajá. Después de GG, nada.

> Por Hugo Gatto

viernes, 12 de agosto de 2011

Whatever Nro 8: Kid Congo & The Pink Monkey Birds

















Las expectativas que se generan año a año  con  las bandas  nuevas  hacen que los críticos musicales y los medios (más los de afuera  que  los  nacionales) proclamen de a meses la gran “cosa” nueva que debemos escuchar y tener en cuenta. Luego el tiempo pasa y de estas bandas nadie se acuerda porque seguro el trono de lo  “nuevo  e imperdible”  lo poseerá un nuevo grupo. Pero  las  apuestas  se  hacen, se hypea, se da manija  a  más  no  poder  y realmente pareciera que nunca se llega a encontrar esa gran revelación ni tampoco un  gran  cambio. Si, está claro que depende el origen de la divulgación (americana o inglesa, las das  grandes  potencias  tira bombas mediáticas  de  la música) uno  ya puede intuir de que va la cuestión. Lo cierto es que hace muy poco se editó el último disco de Kid Congo  and  The Pink Monkey Birds, que  no  es una banda nueva, que cuenta con  un  integrante como  Kid  Congo  Power, guitarrista  domador  de  bandas  de  culto (The Cramps, The Gun Club, Nick Cave & The Bad Seeds), y que por su reciente material, obviamente de escasa difusión, merece un reconocimiento entre los grupos  de  rock  que velan por sobresalir o diferenciarse del resto, sin llegar  a transformar  sus  canciones  en  extravagantes  piezas  musicales.
Con lo  que  juega  Kid Congo… es  con  lo que muchos intentan y no logran satisfacer: rock and roll… emocionante  y  gozoso  en su totalidad, mágico, profundo e intimo cuando tiene que serlo y  extensivo  sonoramente. Algunos  referentes  podrían  ser  Screamin´Jay Hawkins, Los Lobos, The Fall, The Stooges y  por supuesto las bandas que integró Powers. Gorila rose  es el nombre  del material que acaba de editar la banda en el que quizá  algunos no encuentren  la  gran  cosa  por  venir, pero si una cosa es segura es que se ganaron un espacio entre lo más destacable  del  año  tocando rock and roll. - 

> Por  Lucas S. Lapalma


domingo, 7 de agosto de 2011

Whatever Nro 8: Discos

El nuevo:

NODZZZ -  Innings





















Segundo  disco  de  los  de  San  Francisco  que apuestan nuevamente  a  las  melodías  fuertes a través de un enfoque instrumental  mínimo  guiado por dos guitarras y una batería. Queda claro al escuchar el álbum que lo del trío son las composiciones simples. Basta sólo una escucha  para  reconocer  que  los  muchachos tienen talento, y  dos  para amar  sus  canciones cortas y su estilo descocado, inteligente y naif (esta mezcla tan  difícil  de lograr que acá se fusiona a la perfección  y no contrasta  en ningún momento). Innings  nos  expone los problemas existenciales  de  la  vida normal, demostrándonos  como hablando de la rutina y el desgano surgen canciones valvulares con  tanta crudeza que una vez que las letras  se van dejando  oír  se  hace  irresistible  no corearlas. Lo-fi, proto punk, garage pop… Acá  hay  mucho  de  The  Modern Lovers, The Feelies  y otro tanto del Wire  de  Pink flag. 14  canciones  en  23 minutos, una bofetada certera  y concisa (“Fear of advice”); un cross melancólico (“I´m not a wanderer”); palo y  a la bolsa (“Love is code”); o un la descoso y me voy (“True to life”) podrían ser  las  frases que definan el concepto de este trabajo. - 

> Por  Lucas S. Lapalma

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El viejo: 

Los Fabulosos Cadillacs - Bares y fondas





















Irrumpieron en escena allá por 1985 con  el  nombre original de “Los  Cadillacs '57” en  mención al modelo de auto  que  pertenecía  al  bajista  Flavio, con el cual se movían  en  los  inicios  de la banda. Una fuerte impronta  Ska  &  Two Tone  de  ascendencia british de la mano de los referentes absolutos para ellos en aquellos años: Madness & Specials que hicieron efecto en estos jóvenes  también  en su look de sombreros y trajes negros. Frecuentaban los lugares de la época donde se estaba modelando una nueva cara  al  rock  porteño y así fue como llegaron a su primer larga  duración  con  Daniel Melingo  en  la  producción, grabado en los estudios Moebius  y  editado  originalmente  por  Interdisc. El disco nos ofrece 12 canciones de las  cuales  sobresalen “Yo quiero morirme acá”, “Basta de llamarme así” (dedicada a la  hermana  del vocalista “Vicentico”) y “Silencio hospital”. La prensa  no  vio  con  buenos  ojos  este  primer intento de la banda aludiendo que sus  letras eran bastante  pobres. El título hace alusión a los lugares que ellos compartían por  las  noches  y  originalmente se iba  a  titular Noches  cálidas  en  bares  y  fondas  pero  decidieron abreviar la expresión. - 

> Por José I. Alfageme

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El Local:

Flotantes - Buscador de un lugar lejano o una inútil Ilíada





















Este mundo está convirtiéndose en un océano seco en el que las  ciudades son Titanics (con  sus  sirenas y bocinas, su  locura automovilística y mercantil) que  las  mentes  libres  queremos hundir. Naufragio  en  aguas  de  sentimientos, pero ¿cómo? Una  alternativa: Flotantes, combo marplatense que nos muestra que la espiritualidad  no  ha  muerto y
su  oxígeno  es  la psicodelia. “Canción popular melodramática” se  autodenominan, y en éste, su primer disco, emanan10 canciones propias, todas recomendables, y una versión de la barrettiana “Dominio astronómico”  del  Pink Floyd del disco Ummagumma. Muy lejos  de la monotonía, los guías  de  este introspectivo viaje son: Roberto Lavagna Coira  en  sitar hindú, teclados, guitarras, voces y programación de batería electrónica; Mariano  Barrau en piano y otros teclados, Hernán “Turco” Ernfle en batería y los bajistas Sebastián Martínez  y Mariano Romero. En “Sol  plateado” descongelan  con  poesía  el “frío” del “vil metal”, y “Pájaro Oráculo” es un homenaje  al gran Pajarito Zaguri (Los Beatnicks, La Barra De Chocolate, etc.) con el que han  compartido escenario. Sin  (o  con)  necesidad  de  hongos  mágicos, sólo  auriculares y... a flotar. -

> Por Hugo Gatto

martes, 2 de agosto de 2011

Whatever Nro 8: Tanto en tan poco

The Smiths - The queen is dead (25 años)

Primero lo primero. The queen is dead  es  el disco  más  trascendente  en  la carrera  de  los  Smiths. Una  lista  de  canciones  envidiable, un  desempeño instrumental inobjetable y la sensación de estar frente a una de  esas  obras sin fisuras dan forma a un compendio de canciones  que  hoy podría  ser  catalogado como un “Lo mejor de…” casi  sin  objeciones. Sin  embargo, el tercer álbum de la banda de Manchester  no es más  que  una  de las aristas de una carrera brillante y difícilmente repetible.
Con cuatro discos impecables en apenas  cinco años, The Smiths representa como  banda  el  ideal  del  estrellato:  talento  irresistible, seducción, efervescencia y, por supuesto, fugacidad. Parodiando a íconos de  la  cultura pop como Marilyn Monroe o James Dean, el grupo  cumplió  a  rajatabla la máxima de Jim  Morrison  y  su “vivir rápido, morir joven y dejar un cadáver bonito” y en sólo un lustro inscribió su nombre en la historia del rock.
En ese corto viaje, las melodías y armonías  de  la  pareja Morrissey-Marr, el revisionismo preciso (y precioso) de una variada gama de géneros  y el componente dramático de la música  del grupo, transformaron  a  los Smiths en un punto nodal en la historia. Un fenómeno trascendental  que  logró  ir más allá de su tiempo y dio forma  a un estilo  asociado directamente  al  nombre de la banda.
Ese estilo es el que se percibe como nunca  en las diez  canciones que componen The queen is dead. Sin  ser superior  a  sus  antecesores (The smiths  y Meet  is  murder) o  al  posterior  Strangeway, here  we  come  now, el  disco muestra la plenitud del grupo como instancia de encuentro de las diferentes individualidades y está impregnado por  una  sensación  de  madurez  y  confianza-en-si-mismos que se despliega en el devenir de las canciones.
De esta manera, la performática  de Morrissey  y  el  desarrollo  de  su  lírica (con “There is a light that never goes out” como punto cúlmine), la sapiencia y simpleza de Marr a la hora  de  plantear  las  guitarras, el histrionismo del bajo de Rourke y el humanismo  de la batería de Joyce - en tiempos  de  pop hecho a base de sintetizadores - conforman  una unidad a partir de la singularidad de cada miembro que determina el sonido del disco de principio a fin.
No hacen falta más  elementos  cuando  lo  fundamental  radica  en  el  valor expresivo de la canción. Ese  es  el  concepto  de  Morrissey  y  Marr, quienes demuestran que en términos musicales hablan el mismo lenguaje. La  voz y los gestos del cantante funcionan como elementos distintivos  que las guitarras encargan de moldear desde atrás. Los arreglos aparecen sólo para dialogar con los juegos vocales. El bajo y la batería  se  acoplan  a  esta  historia de amor y completan el espectro. La mesura, en  definitiva, se impone como método.
Sin embargo, más allá de todo, la música de los  Smiths está asociada a una determinada manera de ver el mundo. En un contexto marcado por la música sintética y la hegemonía  de  la  frivolidad, The queen is dead supo resignificar los orígenes del rock, el  pop  de  los '60, las  baladas  y  la  esencia del post-punk y se convirtió en una toma  de posición clara respecto de la cultura, la política y las formas de entretenimiento de toda una época.
Quizás por eso, este disco sea el que represente de manera más acabada el imaginario de los Smiths; aquel que a través  del  humor, el drama, la ironía y las (más hermosas) canciones, logró enfrentar sus propias condiciones de producción para dialogar con su presente de manera directa y  terminó convirtiéndose en un estilo con nombre propio. - 

> Por Juan Manuel Pairone