lunes, 21 de marzo de 2011

Whatever Nro 5: Chaco


Cuando una novedad sonora se convierte en algo corriente el acostumbramiento aleja los primeros prejuicios y permite disfrutar, ver aquello que alguna vez fue nuevo como algo con lo cual se puede convivir y hasta incorporar de manera que de novedoso ya no le quede nada.
En la música los proyectos que incorporaban tendencias de riesgo siempre tuvieron que luchar contra el rechazo  estereotipado de los oyentes de cultura musical clasicista.
En el rock no hay límites muy amplios y son otros los estilos donde la osadía de destrucción, armado y experimentación de los sonidos y armonías se convierten en algo frecuente.
Hubo en Santa Fe algunas bandas que tantearon, coquetearon y se animaron a abordar géneros como el trip hop, música experimental, downtempo, ambient, o post rock - algunos de los géneros nacidos de las entrañas de la avanzada moderna del underground a mediados de los noventa.

Sumergidos y empapados en la materia, Chaco, conjugó estos estilos y convirtió sus canciones en viajes sin límites por mesetas ambient de atmósferas psicotrópicas, construyendo un contexto de relajación amparado por los beats y el uso de las programaciones, embelesadas por la bella sonoridad transmitida por las guitarras.
Con menos de un año de carrera, el cuarteto desafió la monomanía displicente del público local echando mano a géneros de fuerte impronta electrónica. En un principio el chill out, y el trip hop fueron la raíz estilística para Chaco, luego (y afortunadamente, ya que son estilos que hoy en día nos resultan un poco viejos o noventosos) se fueron sumando otras cosas. La idea es crear una fusión sutil e inteligente, que la banda suene fresca, que sean canciones excitantes para el oyente, y que no se esté pensando necesariamente  en qué estilo es, sino que la escucha fluya y no se caiga en una etiquetación automática”  palabras de la dupla líder de la banda, Luciano y Guiye, en relación al proyecto que los vio editar el año pasado su primer lanzamiento Tal vez mañana, un comprimido de 7 temas grabado el estudio hogareño de Nahuel Ramayo.
La propia banda colgó el material para su libre descarga en su página MySpace, otorgándole el derecho a quien quiera de poder escuchar las canciones de Chaco y disfrutar de la imaginería del grupo tan cercana a la lograda por el Radiohead porst Ok Computer, el bastión musical surgido en los 90´s de Bristol (Massive Attack, Portishead, Tricky…), y los artistas del sello discográfico Mo 'Wax (Dj Shadow, UNKLE…). Pero nada pareciera tener límites dentro de la matriz compositiva en Chaco: “Aunque hay una búsqueda de perfil de banda en cuando a lo sonoro, siempre estamos bordeándolo o yendo a los límites. No llevamos un año de formación y ya hemos ido probando bastantes cosas, tenemos una suerte de laboratorio en la sala."
Sin ninguna barrera que les impida su crecimiento artístico, sin tener ningún techo contra el cual chocarse, Chaco diseña sus propios caminos y nos hace partícipes de una road (trip) movie fantástica en la cual sobran finales abiertos y lugares por explorar.

> Por  Lucas S. Lapalma


>> 5 discos que te pueden introducir al mundo Chaco de hoy: One word extinguisher (Prefuse 73) / Demon days (Gorillaz) / Ok computer (Radiohead) / Bocanada (Gustavo Cerati) / Fahrenheit fair enough (Telefon Tel Aviv).

Website: www.myspace.com/chacoweb



viernes, 18 de marzo de 2011

Whatever Nro 5: Documentales

The rebirth of Germany... Krautrock
(la música de una generación)
Alemania. 1945. Año Cero. Hoja en blanco para la vida y el arte en tiempos de posguerra. Empezar otra vez. Momento de dejar atrás el pasado y mirar hacia delante. Ser y hacer algo nuevo, completamente propio. Ese es el sentir de una generación que no vivió la guerra pero está atravesada por sus consecuencias socioculturales. Así lo cuentan los protagonistas y así se explica el cómo y el porqué de esa masa inclasificable de música llamada Krautrock.
The Rebirth Of Germany es, en esencia, un corte sincrónico en la historia del arte alemán: El pasado nazi, la revolución mental de los ’60, el cine de Wenders, Fassbinder y Herzog, el génesis de la música electrónica, Stockhausen. Todo eso conforma un contexto único en el cual surge una música capaz de distanciarse del canon occidental y defender una identidad propia desde lo múltiple.
Amon Düül, Can, Kraftwerk, NEU!, Faust, Cluster, Tangerine Dream. Cada expresión encuentra su lugar en esa línea del tiempo común, dando forma a un relato colectivo sobre aquella “otra música” que empieza a hacer erupción a finales de los ’60 y principios de los ‘70 en contraposición a la hegemonía de la cultura rock angloparlante.
Justamente por eso, éste no es el retrato de una escena mitificada, enaltecida. Es, más bien, la historia vivida por una generación de músicos desperdigados por la amplia geografía de un país en reconstrucción. Lo que se ve y se escucha es, en definitiva, una forma de vida compartida y ejercida desde diferentes ópticas. Distintas formas de aproximación al ideal de toda una generación: el de una música experimental por definición; verdaderamente alemana y verdaderamente nueva.

> Por Juan Manuel Pairone

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Lemmy: The Movie
49% motherfucker / 51% son of a bitch
Si hay una persona entregada en un 100 % al Rock como forma de vida ese es Ian Fraser “Lemmy” Kilmister. La obra de él es reconocida por Motörhead obviamente, pero poco se conoce de sus anteriores experiencias musicales. Quizás si se sabe de su paso por Hawkwind, pero hay otro pasado aún más remoto, que nos transporta a comienzos de los ’60, metido de lleno en la movida inglesa del momento, fuertemente influenciada en primer lugar por The Beatles y luego The Who, y en este documental todo esto queda al descubierto.
El film se nutre principalmente de testimonios de grandes músicos entre los cuales podemos citar a Dave Navarro (Jane’s Addiction), Mick Jones The Clash), Alice Cooper, Slash, Dave Grohl, Peter Hook (New Order & Joy Division), Steve Vai, Henry Rollins, Marky Ramone, Lars Fredericksen (Rancid), Scott Ian (Anthrax), The Damned, Metallica y obviamente sus compañeros de banda. La razón por la cual no tiene una mansión y vive en un modesto departamento de alquiler, el porqué de su osesión y pasión en coleccionar memorabilia principalmente germana de la II Guerra mundial, sus verdaderos gustos musicales, sus ídolos de siempre, su visión del mundo, sus experiencias con las drogas, la diabetes, sus novias negras y demás detalles sorprendentes hacen que el film revele algunos aspectos no tan conocidos del músico en 110 minutos disponibles en formato DVD y Blue-Ray.
Como dato de color, su hijo reconocido (que también es músico) lo tuvo con una novia fugaz de un sujeto llamado John Lennon, les suena?

> Por José I. Alfageme



Trailer Lemmy

miércoles, 16 de marzo de 2011

Whatever Nro 5: Discos

El nuevo:

The Babies - The babies

En los últimos diez años surgió un aluvión de bandas paralelas, esas que arman los músicos para saciar algunos caprichos musicales o sólo para divertirse en compañía de otros colegas, grabar y salir de gira. Ejemplos hay para hacer dulce pero de los que vamos a hablar es de The Babies, grupo comandado por Cassie Ramone (guitarrista de Vivian Girls) y Kevin Morby (bajista de Woods), quienes dieron a luz un entrañable álbum.
Ni bien comienzan a sonar los primeros acordes de ”Run me over”, tema que abre el disco, la banda deja en claro que lo suyo es el indie lo-fi con acercamientos al surf rock (mezcla que algunos bloggers dieron en llamar beachgaze), y pequeñas aproximaciones al folk. Así nos encontramos con diez canciones adictivas, pegadizas, radiantes de sol playero, sin excesos de producción y directas. La mixtura Ramone/Morby es eficiente, turnan sus voces en el micrófono dándole a cada canción un atractivo particular que llega a fascinar en la hitera “Breakin the law” y en el minuto dieciséis que dura la punkrockera “Personality”. Podría aventurarme a decir que The Babies en este disco nos ofrece las canciones ideales para disfrutar del final del verano y el comienzo del otoño.

> Por  Lucas S. Lapalma

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El viejo:

Comando Suicida - Al K.O
Una auténtica bomba de tiempo. Si señores, este EP es eso, a secas y sin rodeos. Cuenta la leyenda que el Sr. "Juanchi" baleirón (pericos) grabó todas las violas de este disco debut de la controvertida banda Oi! (primera en el país). 4 tracks directos con letras barriales cuando todavía no existía el término rock barrial y ya se percibían los clásicos coros tribuneros que luego tomarían diversas bandas de diferentes estilos. La primer banda y la primer letra en dedicarle una puteada bien directa a la yuta ("Me cago en la yuta"), otra dedicada a los hijos de los ladrones de guantes blancos ("Grito proletario"), una para los "Carecas" del hermano país (Brasil), en portugués! y un cover/versión en castellano del himno de los ingleses 4 Skins ("Chaos") a modo de declaración de principios. En la contratapa del Ep (editado por Radio Trípoli) se ve la formación como quinteto incorporando a Cesar Adrián "Chino" Vera en guitarras (luego pasaría a formar parte de Attaque 77 al mando del bajo) y el mismísimo dueño de Trípoli en los parches ("Chuchu" Fassanelli). Verdadera pieza de colección del punk argento.

> Por José I. Alfageme

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El local:

Experimento Negro - Experimento negro
Debut discográfico e independiente para este músico local, Rodrigo “Negro” González (ex La Cruda) en formato E.P. Lo interesante de este es que es casi imposible encasillarlo en un género determinado dentro del rock y esto habla por sí mismo a la hora de definir su propuesta artística. Cinco temas de su propia autoría surcan el costado más “experimental” del vocalista.Las temáticas de las letras siguen esa particular línea que se pudo escuchar en su anterior grupo y obviamente hay algunas referencias que nos recuerdan a esa banda. En lo estrictamente musical, hay ciertos pasajes que se emparentan a algunos sonidos de los ’90, de lo que se llamó la movida “Grunge” como así también algunos esbozos de elementos más “industriales” (en el tempo y ritmo del tema “Perdido x Perdido”). Grabado en la ciudad de Santa Fe y mezclado en Capital Federal, el compacto ofrece un sonido profesional, moderno y potente. Él mismo se encargó de grabar todos los instrumentos en esta producción, la cual incluye: voces, guitarras, bajo y bajo slide, batería, pandereta, armónica, percusión, ocarina y hasta un theremín. En teclados y programaciones figura Fabio P. Alonso y en saxo Guillermo Ronco y Florencia Di Ritto, que aportan un toque llamativo a las composiciones.
Será el momento de esperar entonces el disco completo y analizar si podemos revelar las dudas que este E.P. nos deja flotando en la cabeza y los oídos, aunque puedo asegurar que esa es la intención justamente del músico y que planea llevar esto más allá aún...

> Por José I. Alfageme




lunes, 14 de marzo de 2011

Whatever Nro 5: Gracias... totales!


      Meg y Jack White de The White Stripes

“Los White Stripes ya no pertenecen más a Meg ni a Jack; ahora pertenecen a
ustedes y pueden hacer con ellos lo que quieran” (palabras de The White Stripes, a raíz de su reciente separación).

El año 2001, además de haber sido un año turbulento, marcó el advenimiento y el renacer del rock de  guitarras  con  ideas  minimalistas  influenciadas por las bandas de culto del underground americano  e inglés  que  nunca tuvieron su reconocimiento masivo: The Seeds, The Sonics, The New York Dolls, Television, The Jam, Buzzcocks, y una larga lista de etcs.
Adaptando los sonidos de estas y otras viejas glorias, tres grupos se establecieron  como  los  precursores de la reactivación del garage rock rescatando la actitud callejera característica del genero, dando inicio  a  su  vez  al fenómeno  de  las  bandas  “The”: The  Strokes, The  Hives, y  The  White  Stripes fueron los abanderados del nuevo refrito musical.
Del tridente quienes llamaban  principalmente  la  atención  eran  los  White Stripes, dado  lo  exótico  de  su formación integrada por un guitarrista y una baterista que combinaban su  vestimenta  de  rojo, blanco, o negro, según la ocasión. Se hacían llamar por el mismo apellido: White, dato  que  confundía a la prensa y seguidores con las especulaciones  que el grupo daba a entender primero mencionando que eran un ex matrimonio y  luego declarándose hermanos.
Los Stripes se formaron en 1997 pero recién en 1999 pudieron editar su primer álbum homónimo que anticipaba en un crudo registro  la  fórmula compositiva y sonora que  años  más  tarde  los  consagraría. Garage rock, blues, punk, country americano; tomando lecciones de  The Stooges tanto como de Bob Dylan (a quien homenajean  con  una  versión  respetuosa de “One more cup of coffee”) fueron apropiándose de un  sonido particular, vigoroso, primitivo, de buen gusto, desligándose de los grupos tristones  y  afligidos que en ese momento dominaban el mercado.
Nada más bastó con escuchar “Fell in love with a girl”  (y  caer  rendido ante el video hecho en Lego por Michel Gondry  - Eterno resplandor de una mente sin recuerdos) para comenzar a prestarle atención a la banda de Detroit.
El álbum al  que  pertenece  la  canción  lleva  como  título  White blood cells, salió en el 2001, y debo admitir que es el que más me gusta de la banda  y el que hasta el día de hoy disfruto escuchar. Por cierto, a las canciones de este álbum, el músico Steve Mc Donald (bajista de Redd Kross) les agregó  bajo y luego de presentárselo  a  Jack White  y recibir su visto bueno, publicó (sólo) en internet bajo el nombre Redd blood cells… El resultado? Demoledor.
Pero si algo le faltaba a la pareja White  para poder  apoderarse  del  público que aún desconocía de ellos era un hit que los  pusiera  en  boca  de  todo  el mundo. Ahí es cuando entra  en juego  la  inventiva compositiva  de la  banda que convirtió  una sencilla  canción  como “Seven nation army” en un clásico del nuevo milenio que hizo explotar las bancas de las manos de Elephant, su  cuarto larga duración, que  este redactor recomienda escuchar para no quedar en deuda con uno de los mejores lanzamientos de la década pasada.
Mientras en la actualidad Jack White divide su tiempo entre The Raconteurs y The Dead Weather, la noticia difundida el 2 de febrero sobre  la  separación definitiva de los White Stripes pianta un lagrimón al tiempo que nos deja con la sensación de haber sido parte del renacimiento en el siglo XXI  del garage rock de la mano de las catárticas y bellas canciones de Jack y Meg White.

> Por  Lucas S. Lapalma


jueves, 10 de marzo de 2011

Whatever Nro 5: Por siempre Trípoli...


Radio Trípoli Discos  es  el sello  independiente  precursor  en nuestro país que se dedicó casi exclusivamente al género punk y sus afines, al menos en sus primeros años de gestación.
El sello inicialmente fue una idea de Sergio “Chuchu” Fassanelli (por entonces baterista de algunas novatas bandas punks de mediados de los años '80, como Jóvenes Transmutados y luego Comando Suicida) y de Walter Kolm (hoy trabajando en Universal). Sobre estos dos nombres pilares se cimienta el mito de este original sello, cuyo nombre es un homenaje a Muammar Al - Gadafi (líder libio y autor de El libro verde) y por la capital de ese país africano (Trípoli).
Supongo que la mayoría asocia al sello solamente con el venerado compilado  Invasión '88, pero  pocos  saben  que  ese  vinilo (transparente, para más datos) fué su quinta producción, detrás  de verdaderas joyas de esas épocas como  Sentimiento Incontrolable, Massacre Palestina, Perfectos Idiotas (hoy Karamelo Santo) y Comando Suicida. Aunque muchos aluden que  el  compilado fue el puntapié inicial para la difusión del punk en nuestro país, lo cierto es que, gracias a bandas mucho más  antiguas  como  Los Violadores, Alerta
Roja, Muerte  Civil, Los Laxantes  y  Los Baraja, ya  este  género  era  curtido desde fines de los años '70.
Se puede tomar a este sello sí como el que le imprimió una identidad  a  una cantidad de bandas que estaban pululando por el under bonaerense de aquellos años. Le brindó la posibilidad a bandas como Attaque 77  o Flema de hacerse conocidas para luego despegar por su cuenta realizando  su propio camino.
No todo fue feliz con la edición de Invasión, ya que muchas bandas  se  negaron a participar debido a la presencia del único  grupo Oi! (Comando Suicida) debido a peleas entre tribus que de ninguna manera  querían  compartir  un producto artístico con esta banda. Otras hicieron oídos sordos a estas historias y aportaron sus temas para que este vinilo se transforme con  el  correr de los años en una pieza de colección inclusive en el exterior, llegando  a cotizar en promedio unos $400 para el mercado local.
El mérito es doble si además consideramos que en esa época llegar al disco era solamente el placer de los grandes dinosaurios del rock. Fue realmente una transición entre la etapa del cassette y vinilo al CD, que  ya  a  principios de los años '90 irrumpió en Argentina para quedarse definitivamente y  revolucionar un mercado existente, y que  dio como resultado la disolución de las fábricas de discos de vinilo que quedaban  aún en  pie  tambaleando  ante  el
aterrizaje del nuevo formato.
Luego de esta “explosión punk”, el sello observó  con  buenos  ojos producir bandas  tan diferentes  como  Los Auténticos Decadentes (que en  esos años a  su  género  lo  difundían como “anarquía tropical”), Los Visitantes, Bersuit Vergarabat, Memphis o Hermética sin importarles demasiado las duras críticas de los “punks” más puristas de la primer camada.
Ya nada fue igual y el puntapié inicial lo tomaron otros sellos independientes que sumarían a sus filas a muchas de las bandas promovidas  por Trípoli inicialmente. El  sello lentamente  fue  desapareciendo  con  los años, editando discos  compactos  hasta  llegar prácticamente  a  su disolución, sacando de forma muy selecta algunos discos de bandas que llegan a través de “Chuchu” como su eterno productor artístico.

> Por José I. Alfageme.

lunes, 7 de marzo de 2011

Whatever Nro 5: Stray cats (30 años)


       Stray Cats - Stray cats (1981)

Formados allá por 1979, estos tres músicos neoyorquinos amantes  de los viejos sonidos de la “Sun Records”  y  de altos jopos (anteriormente llamados “Tom Cats”) son los principales responsables del revival del rockabilly a principios de los '80, en gran parte gracias  a  la aparición también en las islas británicas del fenómeno “Teddy Boy” a fines de los '70 y principios de la década siguiente.
Este disco debut  hizo que el trío sea reconocido en su país de origen luego de un gran suceso a partir de varios shows en el viejo  continente y en parte gracias a  las “majestades satánicas”, que  luego  de  verlos  rockear  en vivo decidieron llevarlos de gira con ellos a los Estados Unidos.
Fue con este grandioso LP (editado originalmente  por  la  división  inglesa del sello Arista Records), donde sus seguidores pueden deleitarse aún hoy con tres de los temas más emblemáticos  del  grupo: "Runaway boys", "Rock this town" y su caballito  de  batalla, el  melódicamente  genial  y  pegajoso "Stray cat strut".
Por otra parte, este disco contiene uno  de  los  pocos temas en la carrera del grupo con tinte político y hasta un acercamiento  al  punk '77 (“Storm the embassy”), el cual trata la crisis iraní y la explosión de la embajada en Inglaterra.
Lo más llamativo de este primer trabajo (que originalmente no fue editado en Estados Unidos) que consta de 12 canciones, es que  eran  tres  músicos  muy jóvenes y muestran ya una madurez y un sonido que a muchas bandas les lleva una carrera conseguirlo, o acercarse mínimamente a él.
Era completamente extraño para esa época ver un baterista que podía tocar y cantar de parado, solamente armado con un bombo y un redoblante en el escenario. Que decir del gran talento que imprime Setzer desde sus  seis  cuerdas, incorporando yeites y una técnica envidiable a un género con sus propios límites. La  gran  facultad  de este violero para moverse por otros géneros como el swing y el jazz principalmente, hacen  también  que  Stray  Cats y todos sus proyectos posteriores tengan su sello  tan  particular  y  una enorme calidad artística. Para completar este cuadro, ahí estaba Rocker  y  su contrabajo endiablado. Se puede decir que también él fue un poco el  responsable  de  la vuelta de este enorme instrumento al rock y la técnica del slap aplicado a este género, como los grandes y viejos contrabajistas de las bandas de los '50 (Bill Black, de Elvis Presley Band, es el ejemplo más conocido).
Gracias a esta joya sonora (producida por Dave Edmunds, que  también  colabora en la autoría de un tema junto a Setzer), logran llegar a Japón y Australia, logrando popularidad a nivel mundial a sólo dos años de haberse formado.
Esta es otra de las pocas bandas que pueden  jactarse  de mantener su original y única formación desde su nacimiento: el talentoso Brian Setzer en voz, y guitarra eléctrica, Leon “Lee Rocker” Drucker en contrabajo, voces  y  coros y James Mc Dowell en stand up drums  y  coros (más conocido  en  el ambiente rocker como “Slim Jim Phantom”).
Con los años la banda gestaría otros buenos discos, pero este puntapié inicial le imprimió la futura personalidad al trío por las  décadas  siguientes  y  también hicieron escuela en mantener vivo  un género  olvidado  por  años  y  que aún hoy sigue vivo en gran parte de su legado.
Infaltable en toda discografía de amantes del género en particular y seguidores del buen rock and roll de todos los estilos.

Por José I. Alfageme.


viernes, 4 de marzo de 2011

Whatever Nro 5: La sociedad del espectáculo


Después de haber comprado tantos discos, haber escuchado  tantas  bandas y haber leído (porque es tan importante  la  lectura  como  la  audición) sobre música, se termina generando  un  compromiso vehemente con el  rock  y  la atrayente cultura que lo rodea.
Tomás partido por algún  genero  en particular (esto siempre es una cuestión de gusto, aunque después te des cuenta que a medida  que  van  pasando  los años se es más abierto con otros estilos), se opina, y en el mejor de los casos se fundamentan las teorías sobre los porqué de las decisiones  tomadas  por los músicos tratando  de interpretar las reacciones que convierten  al mundo de la música en un  abanico  de  formas  diversas  donde  cada  cual  obra  de acuerdo a su conveniencia.
Desde el mismísimo  momento  en  que nuestra  recolección  de información (musical) mental se convierte en un lugar de subterfugio deseado, la música se aprecia y se vive de otra manera, donde  las posturas  y las modas quedan afuera, donde  los oídos se convierten  en  jueces por conocimiento  y  no por imposición, donde algunas actitudes molestan, donde la crítica deja el plano musical para tratar  de reparar  la  falta  de  actitudes comprometidas con la cultura rockera cuando vemos que tratan de engañarnos con slogans y  ban-
das trilladas, sin ideas nuevas.
Unos  pocos  mantienen  la  lucha  sediciosa  que resiste ante las aburridas e inapetentes propuestas musicales  manejadas  por  quienes  convirtieron  en negocio y moda a la música, esos que se encargan día a día (aunque no lo notemos) de establecer parámetros musicales o bandas a consumir.
Lo malo de esto? que los productos que intentan popularizar no siempre son  sinónimo  de calidad  y  si  se hiciera un conteo de los grupos más populares dentro  del rock nacional actual nos encontraríamos con un perfil homogéneo no en estilos sino  en  la  amalgama  final, imponiendo  y  convirtiendo el rock en un divertimento donde  casi nadie  se  atreve  a tomar riesgos artísticos y todos cumplen con los  parámetros  sonoros  de cualquier FM, en la espera de un llamado para integrar la grilla de algún Festival sponsoreado apto para todo público dirigido a espectadores que lo que menos  quiere ver  y  oír es rock… porque así nos fueron  mal acostumbrando  las bandas, los medios y los pequeños y grandes empresarios.
Analizar teorías y pensar  soluciones  acerca  de  cómo  modificar  la  cultura rockera no es tarea fácil, lo mismo que llevar a la práctica una utopía de pensamiento que cambie el rumbo y la alienación intrascendente que están retransmitiendo las bandas de nuestro mal llamado “rock nacional”.
Sería bueno pensar que la originalidad y la búsqueda de desafíos pueden generar nuevas reglas del juego  donde cualquier payaso de circo rockero  quede esquinado, y donde el poder lo tengan los que mantienen  su  compromiso ideológico con la música.

> Por Lucas S. Lapalma


miércoles, 2 de marzo de 2011

Whatever Nro 5


Ya está en la calle el ejemplar Nro 5 de Whatever zine, estrenando formato, más grande, con más notas y las mismas firmas: Simon On y Sparröw V.M arremeten con furia palabra tras palabra ante la atenta mirada de Error. Como invitado de honor, Juan Manuel Pairone y la sutileza de sus líneas importadas desde "la docta".
Un ejemplar más con el contenido característico del zine.
Busquelo en su local amigo, no se quede afuera de la Whatevermanía.

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Donde conseguir Whatever?

 ... en la ciudad de Santa Fe:

* Hunab Ku (San Martín 2047, local 2)
* Genesio Tattoo (Galería Colonial, frente a Megaforce)
* Metavisual (Hipólito Irigoyen 2985)
* AMR (Salvador del Carril 1512)
* San Francisco tatto & piercing (Salta 2641, Gal. Sol Garden local 6, 10 y11)
* Tao Sur body piercing studio (San Martín 2047, Gal. Rawigo local 14)
* Haus (Lisandro de la Torre 2516)
* Harley (San Martín 2254, local 21)
* Spiderman (San Martin 2185, local 21)
* Megaforce (Galería Colonial, local 33)


Universidades, bares, cineclubes, otros locales del centro de la ciudad también lo tienen... busquelo, anímese a preguntar por él y si no lo tienen exija su ejemplar.

> En la ciudad de Esperanza:
* La Viola Music (Sarmiento 1973)

> Próximamente en Rafaela, Paraná, Rosario y Córdoba.